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Cuando Maradona gambeteó a López Rega 

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Faltaban pocos días para que Diego Maradona cumpliera 14 años y ya era famoso. Empezaba a acostumbrarse a que los periodistas le hicieran preguntas obvias y los reporteros gráficos buscaran su facha de pibe futbolero nacido y criado en Villa Fiorito. Hasta Las Bases, la revista del todopoderoso ministro José López Rega, se fijó en las virtudes de su zurda y la destreza de sus compañeros de Los Cebollitas, el fantástico equipo infantil de Argentinos Juniors.  

“Un fenómeno en miniatura”, dice el epígrafe de una de las tres fotos en las que Pelusa es protagonista. El texto termina de trazar una semblanza: “Dieguito Maradona es el ‘Pelé’ del equipo. Sus asombrosas condiciones rescatan la picardía criolla. Tiene 14 años”. En verdad, había que esperar hasta el 30 de octubre de 1974 para que llegara a esa edad. 

Ese año Los Cebollitas, dirigidos por Francisco Cornejo, se consagraron campeones del torneo Evita, que se había convertido en uno de los símbolos deportivos durante el primer peronismo, y del campeonato de Novena de la AFA, con Maradona como figura excluyente. 

En la final del Evita, jugada en la ciudad cordobesa de Embalse Río Tercero, Los Cebollitas vencieron 7 a 2 a Misiones, con dos goles de Diego. Era un deshago después de perder la definición del año anterior frente a Pinto, de Santiago del Estero, y errar un penal. 

En el número 115 de Las Bases, los lectores podían encontrar una nota de cuatro páginas sobre esos pibes que “juegan, se divierten, deleitan y ganan”. Pero antes, en la tapa, se chocaban con un sonriente “López Rega por dentro”. Para celebrar el primer año del gobierno justicialista –aniversario cumplido el 12 de octubre– había que pasar por las casi ocho páginas de entrevista al ministro de Bienestar Social y secretario privado de la presidenta Isabel Perón. 

El panegírico de preguntas y respuestas estaba firmado por un colaborador de López Rega, el periodista Jorge Conti, quien se casaría con la hija del fundador de la Triple A. Durante ese tercer mandato peronista, Conti fue subsecretario de Prensa y Difusión de la Nación e interventor en Canal 11. Décadas más tarde, sería procesado y detenido en la causa abierta por los crímenes de lesa humanidad de la organización de ultraderecha. 

Esa entrevista ocupaba más espacio que los artículos sobre la asunción de Perón y la actividad oficial de Isabel. Para completar el mensaje, con una foto de la “mujer y presidente”, aferrada al bastón y la banda, la revista exhortaba: “Sigámosla”. 

Sobre el final de la publicación aparece la nota sobre el equipo formado por el “modesto conductor” Francisco Cornejo, “un hombre que transpira fútbol y sabe transmitirlo”, que trabajaba ad honorem en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors. Su empleo asalariado era en el Banco Hipotecario, donde se desempeñaba desde hacía más de veinte años. 

En la entrevista concedida a Las Bases, Cornejo explicaba que su método de trabajo era riguroso, pero no autoritario: los lunes y miércoles estaban dedicados a gimnasia y fútbol; los viernes, a ejercicios de recreación; los sábados se disputaban los partidos del certamen de la AFA, y los domingos, los del Evita. 

“Si siguen juntos van a ser sensación en el fútbol argentino”, se ilusionaba, pero advertía: “El riesgo mayor lo representan posibles tentaciones económicas como ya ocurrió en el caso de Maradona, a cuyo padre le ofrecieron dos millones de pesos por el pase. Afortunadamente la proposición fue rechazada porque este señor entendió con buen criterio que la alegría de su hijo no tiene precio. Aquí son todos amigos y haberlo sustraído del grupo hubiera representado, seguramente, una pena”. 

El entrenador confiaba en que la unidad los tornaría “imbatibles, no solo porque cada día se entenderán más, sino también por el fútbol que juegan. El nuestro, el del toque, la pisada, la repentización. Ese fútbol que, en definitiva, es la única verdad”. 

Entre Bochini y Pinochet 

La nota principal de la revista lopezrreguista está acompañada por un recuadro –”Prontuario del éxito”– con los datos de Maradona y el resto del plantel de Los Cebollitas. Junto al nombre completo del crack en ciernes, aparecen la fecha de nacimiento –por error figura noviembre, en lugar de octubre–, el puesto de 10 y el club del que era hincha: Independiente. Es raro que no se haya consignado su apodo de ese tiempo –Pelusa– como sí se hizo con el de los otros chicos. 

Fue en 1974 cuando Pelecito –así lo llamaba la prensa– conoció a su ídolo, Ricardo Bochini. En su libro, Cebollita Maradona, Cornejo contó que el Bocha se maravilló al verlo en un partido de la novena en que Argentinos Juniors venció a Independiente por 4 a 0. Diego convirtió dos tantos; el segundo, un golazo, después de una magistral gambeta. Al advertir que el 10 del Rojo estaba en la tribuna, jugó distraído el resto del partido. 

Después del encuentro, Bochini –había ido con Daniel Bertoni– quiso conocer a esos pibes magníficos e invitó a Pelusa y a otros tres a ver un entrenamiento del último campeón de la Copa Intercontinental. Cada uno recibió una casaca de regalo. Cornejo recordaba: “No sé cuánto tiempo anduvo Diego con esa camiseta de Independiente de un lado para el otro. Seguro que todavía la tiene guardada”. 

A mediados de ese año Maradona se subió por primera vez a un avión para ir a Chile a jugar un partido amistoso. Era un premio otorgado por el Ministerio de Bienestar Social por ganar la zona Capital del torneo Evita; esa cartera también organizaba el certamen juvenil Hombre Nuevo. 

Los Cebollitas iban a participar del festejo por el Día del Comercio en el Estadio Nacional de Santiago, un evento armado para la televisión por la flamante dictadura del general Augusto Pinochet. Pero la delegación argentina quedó sorprendida cuando vio que su rival estaba integrado por muchachos de entre 18 y 20 años: eran “cadetes” de Deportes Aviación, un club de la capital trasandina perteneciente a la Fuerza Aérea.  

Cornejo narró en detalle las peripecias de ese viaje: turbulencias durante el vuelo de ida, trabajadoras sexuales que esperaban a la delegación argentina en el hotel –les habían dicho que llegaría un grupo de jóvenes, no de niños; su misión: cansarlos para que tuvieran un mal desempeño en el partido–; una lluvia torrencial que ya había inundado el campo de juego; insultos para los jugadores argentinos desde las tribunas. 

Los reclamos de Cornejo para suspender el desafío no fueron escuchados. Era previsible la derrota. El escándalo se agravó cuando Maradona fue expulsado por reclamar por un gol anulado a Los Cebollitas. “Diego se puso como loco, lo corrió (al árbitro) y protestó. Nunca me quiso decir qué le dijo al réferi”, rememoraba Cornejo.  

Esa tarde, Pelusa se fue al túnel entre escupidas e insultos. Se despedía de la niñez y la vida le enrostraba que no siempre iba a tratarlo con delicadeza.  

La entrada Cuando Maradona gambeteó a López Rega  se publicó primero en Caras y Caretas.


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